Notas Sobre Nosfell
Labyalla Nosfell. Foto. Ricardo Tapia.
El paso del arco sobre las cuerdas libera las notas de Klokochazia, un mundo de armonía donde habita Labyala Nosfell.
En el escenario una guitarra y un violonchelo, en la oscuridad, un joven de paso tímido y torso desnudo alcanza el microfono entre sonidos austeros.
Nosfell camina abrazando el espacio, sus brazos se apartan calculando con minucia el siguiente movimiento; las voces se sobreponen, los sonidos se conjugan y las octavas se alternan alcanzando una sincronía perfecta; la riqueza tonal viaja a través de sus labios, los ecos femeninos resuenan al fondo cargados de erotismo.
Apocalíptico y multiforme, Nosfell define con soltura el origen de su universo, las coordenadas de Klokochazia se dibujan en el imaginario colectivo: lugares fantásticos, naturalezas mágicas, seres extraordinarios, claves que descifra en diferentes lenguas incluyendo su dialecto natal: el Klokobetz.
Envuelto en su mundo Nosfell se convulsiona, sonríe; golpea su cuerpo inventando explosiones, bajos; sonidos elegantes acompañados por el chelo de Pierre Le Bourgeois.
La música vuelve a la carga, las voces de Nosfell y sus acordes menores crean una atmósfera siniestra; en medio de la superposición el artista despliega su arte, dibuja su universo en todas sus facetas: un viaje a través de parajes inhóspitos, paraísos luminosos, sitios bucólicos frutos de su ópera prima: Pomaïe Klokochazia Balek.
Artista atípico, Nosfell seduce tanto por la originalidad de su universo como por su polifonía; su registro viaja entre la guerra y el nirvana, el Apocalipsis y el edén; las voces de Nosfell se mueven en todas direcciones, metamorfoseándose, transitando en la ambivalencia, agitándose desde la octava más alta hasta el fondo del pentagrama.
En el escenario Nosfell es un ser andrógino, enigmático, un camaleón que atraviesa todos los estilos, que cambia de aspecto, de voz, de postura, que invita a la lujuria pero también a la armonía, a la sensación coral, a lo sublime. Un mitómano de sonidos guturales que engendra música para su universo, un universo infantil donde se desliza suavemente como un animal seductor.
Ricardo Tapia
Bruselas, Bélgica.
5/1/2006
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