lundi, juin 12, 2006

Votando en el Extranjero.














Catedral Metropolitana. Cd. de Mexico. Foto. Ricardo Tapia

Tengo en las manos la boleta electoral que muchos de ustedes depositaran en las urnas el próximo 2 de Julio.
A dos meses de las elecciones el tiempo nos obliga a la reflexión; a un análisis que defina las nociones de izquierda y derecha y las ponga en su justa dimensión histórica.

Para los mexicanos que venimos al mundo en los últimos setenta años, los conceptos de derecha e izquierda fueron algo reservado a los académicos.
En la política cotidiana solo existía un gran partido, un partido de estado que se decía, y se dice, de centro pero que en muchos sentidos fue la representación más atroz de la extrema derecha.

En el recuerdo de muchos permanece el Partido Revolucionario Institucional (PRI) . Un régimen antidemocrático que gobernó el país durante setenta y un años y que nos dejó a sus gobernados una muy larga lista de agravios.
En esa interminable lista la palabra izquierda apenas figuraba.La oposición era algo subjetivo, algo que corría a cargo de otro partido de derecha, el Partido Acción Nacional (PAN).

Fue hasta muy entrados los ochenta - durante ese gran fraude que encabezó el ahora defensor del bien común y senador del PRI Manuel Bartlett- que la izquierda tuvo una verdadera representación con el Frente Democrático Nacional (FDN).
La historia es de todos conocida. Tras su derrota en los comicios de 1988, el FDN se disolvió dando paso al PRD, un partido de izquierda formado por militantes de la derecha; por esos políticos que no tuvieron ya un espacio dentro de ese ámbito de poder que era el partido de estado y que llenaron ese vacío con personas, algunas de ellas, de la derecha mas arcaica.

Intento establecer vagamente la génesis de esta izquierda, para comprender por qué en México no existe una plena conciencia del significado de la izquierda; quizá se deba a que nunca ha existido como tal.

La izquierda para mí es esa parte del espectro político que dice representar los intereses de los más débiles; una corriente de pensamiento que busca renovar el contrato social poniendo en marcha políticas inclusivas, políticas que reconozcan a los grupos minoritarios: indígenas, homosexuales, inmigrantes, discapacitados.
Un movimiento que busca una distribución más justa del ingreso mediante políticas que no vean al mundo como una sociedad de consumo sino de seres humanos.
Una lucha por evitar esa globalización que no globaliza el ingreso sino la pobreza.

La izquierda en su concepción más romántica es una corriente que intenta pagar esa vieja deuda que una muy pequeña parte de la sociedad tiene con una inmensa mayoría.
Una opción política para los que no quieren mas dinero sino mejor educación, para los que piensan que la inversión no debe ser en las grandes empresas sino en el desarrollo humano.

Dentro de esta dicotomía observo a la derecha; a los apóstoles del libre mercado.
La opción de los que quieren hacer del mundo una gran empresa que genere dinero.La lógica de los privilegiados que idealizan el capital; de esos que intentan mejorar el país monopolizándolo. La alternativa de la iglesia católica y sus puritanos de la moralidad quienes no pierden oportunidad para condenar el uso del condón, la despenalización del aborto, la eutanasia y la manipulación de células madre.
En suma la opción de los conservadores, de los empresarios que no recuerdan que el capital del dinero se nutre del capital de las manos, de los que no ven la vida mas allá de los índices económicos y que recortan las seguridades sociales cuando las cifras no cuadran. De los que no se dan cuenta que gobernar es anteponer las necesidades sociales a la inercia personal.

En el panorama mexicano veo a una pequeña derecha que representa el PAN más religioso, ese que imparte la bendición después de cada discurso. Del otro lado una izquierda casi invisible encarnada por el Partido Alternativa de Patricia Mercado y un enorme centro en donde se encuentran los candidatos de los tres partidos principales.
Es aquí, en esta trinidad de la degradación política donde se vislumbran las razones por la que estos hombres son hoy de derecha y mañana de izquierda, es aquí donde la ideología es un mero formulismo; donde no hay compromisos, donde no hay ética, no hay principios y lamentablemente tampoco hay castigos. Es en este lugar donde urge una memoria histórica en la sociedad que descifre las filiaciones políticas de los candidatos.

Me parece que este 2 de Julio los mexicanos nos enfrentamos a una elección entre dos maneras de concebir el mundo. A una elección libre que a pesar de su complejidad no es de ninguna manera ese maniqueísmo barato que han intentado vendernos a fuerza de spots. Nuestra responsabilidad ahora, como ciudadanos, es crear una conciencia critica; definir las ideas, encontrar los argumentos y pasar entonces a lo sustantivo: al análisis de los partidos, a la critica de sus propuestas y a la apreciación objetiva de nuestros muy lamentables candidatos.

Ricardo Tapia.
Bruselas, Bélgica.
03/05/2006