lundi, juin 26, 2006

La Derrota Circular.














Nos Vamos al Mundial. México vs Panama. Estadio Azteca. Foto Ricardo Tapia.

A continuación me permitiré ampliar un comentario que hice hace unos meses en un blog del Periódico El Universal:

Como cada cuatro años, la explotación del sentimiento nacional por parte de las televisoras y sus anunciantes crearon un cúmulo de falsas expectativas.
Con una ingenuidad asombrosa, cientos de miles de mexicanos volvieron a creer en un engaño envuelto de exaltación nacionalista. La estafa les salió de maravilla.
Lucrar con el chovinismo de una masa ávida de ilusiones es un negocio redondo.

Por ahora el negocio ha terminado.
Los mexicanos escribieron una página más en la tendencia endémica de la derrota; esa insufrible tradición mexicana que algunos, entre ellos Borgetti, se empeñan en negar.
Para él y algunos aficionados, el equipo no perdió por su incapacidad o por su falta de talento sino simplemente por esa certeza universal casi absoluta, de que no nos quieren a los mexicanos.

Enumerar lo que viene a continuación es hacer apología de la obviedad: El entrenador presentará su renuncia en medio del reclamo popular (amén de que algunos le estaremos eternamente agradecidos por habernos ahorrado esa infamia callejera -de muy mal gusto- conocida mundialmente como la Cuauhtemiña.)
Nuestro orgullo nacional de apellido Sánchez declarará hundido en su vanidad que él lo advirtió a tiempo, que México necesita a un mesías triunfador, como él, claro esta.
Los mexicanos se envolverán en sus disertaciones tácticas y la Federación Mexicana de Fútbol (FMF) anunciará, no sin afectación grandilocuente, que ha llegado el momento de una renovación, de un cambio profundo en las estructuras de selecciones nacionales. Algunos comentaristas se regodearan en su ego y el círculo volverá a su punto de partida.

La analogía de lo circular no es gratuita. Las derrotas se repiten en cada justa en el seno de toda federación. Las instituciones deportivas son manejadas desde hace décadas bajo los mismos criterios de incompetencia, favoritismo y corrupción.

En lo sustantivo, las políticas de reclutamiento de jugadores, la educación deportiva y psicológica de atletas de alto rendimiento sigue siendo poco menos que mediocre.
En un país sin educación, la educación deportiva es casi un lujo.
Los trabajos en fuerzas básicas, salvo el espléndido trabajo de los jóvenes campeones del mundo, seguirán generando excepciones que confirmen la regla.
Entre cien millones de mexicanos seguiremos esperando a los redentores: a Cuauhtémoc o algún otro menos repugnante que realice el milagro.

Al final la lección se repite pero parece que jamás la afrontamos: El fútbol es, como tantas otras cosas que van desde lo deportivo hasta lo social, el reflejo de un país, de una sociedad y de un gobierno. Si nada de eso ha cambiado en casi ochenta años ¿Por qué cambiaria ahora la historia del fútbol?.

Ricardo Tapia
Bruselas, Bélgica.
25/06/2006

1 Comments:

Blogger dehg said...

A México le hace falta más mentalidad ganadora y sentido común, y menos idealismo provinciano y mentalidad tranza. Así es la cruda realidad.

Saludos hasta Bruselas

4:18 PM  

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